carbonero en mano

Así como la práctica constante individual y grupal son indispensables, la figura del maestro dependerá de las aspiraciones y orientación que el alumno quiera dar a su práctica.

Habiendo maestros en el arte de la energía puede parecer absurdo no aprovechar ese recorrido y aprender de aquellos que ya han recorrido ese camino antes.

Si entendemos el chi kung como un arte y aspiramos a ser artistas, será mucho más interesante seguir las directrices de un maestro que nos facilite el camino, a que vayamos dando palos de ciego.

Sin embargo desde la perspectiva de que no hay búsqueda sino encuentros y de que en cada uno de nosotros están todas las respuestas, la pegunta que surge es: ¿Quién es el maestro?

Si en nuestra práctica no hay aspiraciones hacia una maestría ortodoxa sobre lo que se entiende dentro del Chi kung como energía, bien podemos utilizar el Chi kung como complemento de otras muchas prácticas a las que podamos adaptarnos en relación a nuestras necesidades o facultades.

Quizás nuestra naturaleza no nos permita desarrollar habilidades y facultades que se atribuyen a maestros del chi kung desde sistemas de aprendizaje ortodoxos, pero en su aspecto más profundo el chi kung es sinónimo de conciencia y los caminos hacia la conciencia son infinitos y como dicen los maestros universales, la conciencia no se busca; llega. Abrirse a la experiencia no precisa de un maestro que nos obstaculice indicándonos su camino, ya qué, solo uno mismo puede ser conciente de si mismo en su totalidad para darse cuenta de que todos somos uno.

 

 

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