Tao

Pájaro Loco

Pájaro Loco debía su nombre a las innumerables veces que le habían tratado de loco porque no entendían sus maneras de afrontar la vida y después de tratarle de loco, con una sonrisa escondida había oído otras tantas innumerables veces : “menudo pájaro estas hecho”, cuando el tiempo le daba la razón.
Sin embargo a él le gustaba mucho más su nombre. El que eligió su abuelo el día de su nacimiento: “viento sur” o “hegohaize” en el idioma original de sus ancestros.
Es evidente que nacio un día de viento sur, pero su abuelo sabía algo más y así se lo transmitió cuando tuvo su primer vuelo a la temprana edad de 5 años.
En una sociedad sedentaria por excelencia, su familia era algo inusual. No viajaban en grupo como una tribu pero todos viajaban por todo el ancho mundo y a pesar de ello se mantenían unidos. Siempre conectados. Especialmente en sus vuelos nocturnos y más formalmente escribiéndose postales.
Las postales eran un deleite pero había momentos en que la cantidad se hacia algo pesada para estos nómadas del viento.
En su carácter la idea de almacenar y acumular era bastante fastidiosa ya que importunaba bastante para los traslados.
Por otro lado la familia era consciente de lo importante de la historia, por ello mantenían en constante movimiento las 10 primeras postales de su historia, que viajaban por el mundo desde el año 1873 y a las que añadían una al año: la número 113 de cada año . Alguna postal acababa perdiéndose pero eso también es parte de la historia.
De hecho esta fue una de las veces en que a Hegohaize le llamaron loco por lo extravagante de la idea para algunos, para después llamarle pájaro.
Algo tan simple como llevarlas dibujadas en su cuaderno de viaje.
Sí, algunos reiréis porque os parece exagerado lo de loco, pero esta idea se sometió a debate durante todo un año en la familia y el volumen de postales aumento una barbaridad ese año.
Para algunos, dibujarlas era contrario a la filosofía de la familia. Por suerte para Hegohaize, era bueno en eso de la dialéctica y cuando arguyo que la filosofía de la familia no era una doctrina, ni estaba atada a ninguna ortodoxia se acabo el debate.
Años después, cuando una de las postales históricas se perdió, Hegohaize puso en circulación su dibujo y más de un “menudo pájaro estas hecho” salió de más de una lengua.
El segundo dibujo sobre el primer dibujo, ya ocupa su lugar en el cuaderno de Hegohaize y ya apuntan algunas diferencias. ¿Quién sabe en que se convertirá la imagen de este recuerdo?
A Hegohaize no le preocupa porque lo importante de esa postal es la fecha y el poder de convertirse en un recuerdo que avala la existencia de un modo de vida, aportando la alegría de la nostalgia y un ápice de orgullo por el futuro como forma de vida, por pertenecer a un linaje.
El poder justo para sólo ser un nómada y lo insuficiente para pretender ser único y extraordinario o mejor que los demás.
Pájaro Loco muchas veces insiste en sólo ser, nada más que ser pero entonces se da cuenta que entonces dejaría de ser UN nómada para ser sólo nómada y eso sólo podría suceder si renunciara a las postales. Está claro que para ser solamente nómada u hombre o pájaro o loco o viento o … ; El Pájaro Loco debe morir y eso no parece estar en sus manos mortales, las de un paso adelante que deja un paso atrás.
Cuando hablamos de familia es una manera de decir, porque hace ya muchos años que somos una gran comunidad que funciona como una gran familia.
De hecho hay muchos nómadas que a veces tienen que hacer un parón en sus vidas. La mayoría de ellos viven de trabajar con su cuerpo y muchas veces cuando llegan a un lugar y encuentran un maestro se quedan con el algún tiempo hasta aprender el oficio. Si tienen la suerte de que el maestro es un nómada no paran de viajar, pero no siempre sucede así.
La mayoría no tienen más pertenencias que las que pueden llevar encima y así es fácil no preocuparse por el futuro mientras el cuerpo responda y trabaje.
Esto no quiere decir que la familia no tenga donde caerse muerto. Existen residencias de ancianos donde se alojan los que quieren hacer el último viaje. Por lo general, duran poco ya que están impacientes por emprender este último viaje con este último cuerpo que ha hecho todo lo que ha podido hasta ese momento, aguantando todo este trajín de idas y venidas saboreando la vida mientras exprimimos nuestro cuerpo.
La mayoría se van con una sonrisa pero algunos sufren porque es un momento delicado en el que la duda puede llegar a instalarse en la mente y romper con la creencia de toda una vida.
Por suerte los que quedamos de este lado podemos ver que justo cuando se mueren dejan de sufrir y de eso nos encargamos nosotros recordándolos con cariño.
Además no en vano aprendimos a volar desde pequeños y algunos pueden no sólo recordarlos, sino acompañarlos en el comienzo del nuevo viaje.
Este tema de las residencias es otro ejemplo de la vida del Pájaro Loco. Cuando compro aquella casona lo tacharon de loco por lo destartalada y cuando acabo con ella, una vez más fue pájaro.
En los años que tardó en ponerla en marcha nadie le creyó cuando hablaba de su partida excepto otros nómadas que pasaban por allí y cuando hizo lo que antes sus ancestros hicieron, volvieron a tacharle de loco. Nadie entendía que abandonara su casa, dejando las puertas abiertas para que la ocuparan aquellos que llegaban de pasada.
Aunque su casa no se convirtió en residencia hoy es uno de los mejores centros de aprendizaje para todo aquel que quiera seguir caminando y volando.
Escribo estas líneas desde ese mismo lugar al que vuelvo de vez en cuando y donde comenzó mi andadura como errante ya que no me atrevo a llamarme nómada, pues mi sedentarismo es aún muy fuerte.
Además todavía no he aprendido a volar y por eso buscó el ejemplo de Pájaro Loco con la esperanza de que me ayude a entenderlo.
Yo soy uno de aquellos que le llamó durante mucho tiempo loco y después pájaro.
A Pájaro Loco a veces le daban vergüenza sus acciones y por eso esperaba a que todo el mundo se fuera para realizarlas. Era entonces cuando por ejemplo alguien le pillaba infraganti subido a una farola o a una mesa o a cualquier altura. Le gustaba mucho trepar y le tachaban de loco. El sonreía travieso porque luego más tarde fotografiaría a esa misma persona observando, con la cara iluminada, ese dibujo o esa fotografía que desde esa otra perspectiva se convertía en una obra de arte, colgada por él en cualquier pared, de cualquier calle, de cualquier ciudad.
Si veis una foto o un dibujo firmado con la silueta frontal de un aguila real sabréis que Hegohaize es el autor y si podéis aguantar la tentación, por favor no os la llevéis.
Una vez le hice una entrevista

Inspirado y un poco plagiado del libro «el retorno de los nomades»