Tao

JALÉS

Jalés era un niño cuando aprendió que no eran lo mismo los sueños de la noche y los del día.
Después de muchas persecuciones y monstruos nocturnos aprendió a no temer a los sueños de la noche y en cambio sí, a respetar a los sueños del día, por más peligrosos estos últimos.
Esta es una de esas sabias y disparatadas historias que Jales vivió soñando:

Un oso. Jalés sólo tenía 5 años. Nunca antes había visto un oso. Únicamente había oído hablar de él, sin embargo estaba seguro de que aquel animal más grande que un caballo y que le gruñía era un oso. Su mirada era feroz, seguía hasta el más mínimo movimiento de Jalés que no conseguía correr. Estaba petrificado.
Fue entonces cuando miró su cuerpo y vio que sus manos eran las de un hombre. El era un niño.
– ¡Viva! Grito. ¡Estoy soñando!.
Quiso despertarse pero el oso no le dejo. Se puso de pie como una gran montaña. Iba a ser devorado por un oso en un sueño. Quizás no era un sueño. El aliento del oso le llegaba a la cara impidiéndole casi respirar.
El oso se movía con gracia. Lentamente pero… ¿Con gracia?. Apoyaba un pie firmemente en la tierra, balanceaba su cuerpo y cambiaba el peso. Parecía estar bailando. También parecía un poco borracho o mareado pero a fin de cuentas bailaba.
Jalés se puso a imitarle y comenzaron a hacer retumbar a la tierra con sus pasos,cayendo pesadamente mientras sus garras rasgaban el aíre. Hasta parecían oírse tambores y truenos acompañando su bailoteo. Recordó que los mayores a veces bailaban algo parecido alrededor del fuego.
Y cuando mejor se lo estaba pasando, el oso miro a la luna y vio que todavía no estaba llena, lo que quería decir que la primavera todavía no había llegado y debía seguir hibernando. Cerro los ojos y tambaleándose, el gigante cayó aplastando y sepultando al pobre Jalés.
-Despierta, despierta oso malecoso (con 5 años todavía no sabía insultar, ni siquiera en sueños) y Jalés que se estaba asfixiando despertó.
Jalés no supo de la lección aprendida hasta que en la escuela, su maestro le preguntó:
– Hoy 2 de Febrero comienza la primavera en nuestro calendario, pero ¿Cómo sabemos de verdad que ella, ya está aquí?
Jalés supo la respuesta. – Llegará con la próxima luna llena -. El maestro perplejo por su acierto le preguntó quien se lo había dicho y cuando Jalés les dijo que un oso, todos se rieron de él.
Y ahí empezó la fama de Jalés el que habla con los animales.

Basado en la mitología vasca.