Endoneramiento. Cuando escuche esta palabra por primera vez, mi cerebro hizo un pequeño cortocircuito.
Caminaba yo por las calles de Bangkok, cuando vi a una mujer transportando un haz de leña que me pareció demasiado grande para una mujer. Cuando me ofrecí a ayudarla me di cuenta de lo arraigado de mi educación machista, por su sonrisa condescendiente, pero el verdadero cortocircuito fue cuando me dijo.: – Tranquilo, si de verdad quieres ayudar al orfanato te lo agradezco. Los niños ya están en camino y te dirán lo que puedes hacer. Yo seguiré con mi endoneramiento.
Mi cara era un poema y ante mi desconcierto ella me explicó:
esta mañana he sentido que debía endonerarme porque después de la terrible noticia de guerra eminente necesitaba recuperar la esperanza en la humanidad. Conozco a la directora de este orfanato desde hace muchos años y su gran cualidad es conseguir la colaboración y dirigir el esfuerzo común para conseguir resultados.
Colaborando aquí siento que recupero el poder de hacer algo, aunque poco, algo puedo hacer.
- ¡Ah! Ya. necesitabas empoderarte querías decir.
- No exactamente. Al principio yo también decía empoderarme. En el sentido de: “yo puedo” pero la palabra “poder”, después de siglos de uso como acicate y motivación de lo masculino, expresión de lo jerarquizado,ha adquirido otra simbología. Ahora, empoderarse tiene la connotación de adquirir poder sobre el otro y sin embargo endonerarse sigue la linea de comprensión del camino chamánico. Los chamanes en su evolución primero descubren sus miedos. El conseguirlo les aporta una visión clara y mucho más abierta y grande que la que tiene la gente común. Esa claridad se convierte en un poder ya que ven lo que otros no ven. Sin embargo, si siguen en el camino del chamán llega un momento en que se dan cuenta que también van a morir y al morir ese poder acabara, por lo que eso les permite comprender que ese poder no es suyo, es algo que han recibido y por ello lo entienden como un don. Un don que deben compartir.
- Dudo que mi don sirva de algo para el orfanato. Soy corredor de bolsa.
- No has entendido. Endonerarse implica hacer las cosas no solo para aumentar tu poder sino el de los demás también. Cuando trabajas por un objetivo común lo que es bueno para los demás es bueno para ti también. Solo tienes que ir a ver a la directora y preguntarle en que puedes ayudar y si te ves capaz de hacerlo te estarás endonerando, y tranquilo si no hay nada de lo que te sientas capaz de hacer siempre puedes venir a ayudarme a apilar leña.
- Cada persona tiene muchos dones que puede compartir. Todo depende de la actitud y disposición de cada persona, del momento y la situación que se este viviendo. Yo soy periodista, con el don de escribir, pero hoy por la mañana al levantarme, ese don era insuficiente. Mi animo estaba por los suelos, pero cuando vengo al orfanato y ayudo en lo que sea necesario, ese día me endonero y puedo hacer frente a los obstáculos que una y otra vez esta sociedad consumista, jerarquizada y patriarcal me pone. Veo a los niños endonerarse y recobro la esperanza.
- Como verás. Aquí en el orfanato, tratamos de educar en la colaboración y el respeto. No buscamos el poder, sino la igualdad y para recordádnoslo cada día, no decimos empoderarse. Decimos ENDONERARSE.