Conciencia corporal, conciencia energética, conciencia de ser.
En un primer o primeros encuentros, si no la has adquirido mediante otras vías, la conciencia corporal te colocará en otro nivel de percepción y de movimiento que asentará las bases para un aprovechamiento óptimo del trabajo energético.
Empezando por la relajación y sensación de bienestar.
Una vez establecida una práctica constante, tu ritmo cambiará.
La cadencia del chi kung establece un ritmo de calma, relajación, concentración y atención.
La lentitud aumenta el tiempo de observación, da lugar a la reflexión y mejora el nivel sensitivo, lo qué proporciona una información más amplia y más clara para cualquier reacción. La claridad nos permite relativizar la urgencia de los prejuicios y nos permite resolver con calma las dudas de las encrucijadas.
La quietud y la lentitud de su práctica nos permite distinguir claramente el rumbo en que vamos e incluso cambiarlo si lo percibimos necesario.
El chi kung ofrece a quién quiere observar, una modo diferente de relacionarse con la percepción de la vida y la muerte. De lo que ES ahora y lo qué es pasado o futuro.